Estas son épocas en las que huestes evangélicas han tomado el Poder en diversas regiones, pero esto se viene ya gestando desde hace años atrás xq además siempre fueron parte del senado del Estado. Y esto recurre a una lógica del Poder al incrementar también la corriente progresista digamos un período antes que el brote de la corriente evangelista, para dar cierta resistencia a los nuevos planteamientos sociales y más que todo hegemonizar ambos bandos como una dicotomía: Si no eres progresista, eres evangelista o fundamentalista o conservadorx. Logrando así sepultar otras perspectivas fueras de esas lógicas del Poder. Colocaré algunos artículos al respecto…
‘El factor evangélico’ – Perú
25 sep 2020
La religiosidad se incrementa en la política nacional. Distintas agrupaciones se aprestan a participar con sus propios partidos o a sumarse a nuevos líderes. Lee esta entrevista al analista político.
Víctor Caballero es un observador de los vaivenes en la política peruana. Las elecciones generales de 2021 están a la vuelta de la esquina y empiezan a tomar forma las alianzas electorales. Este es un primer análisis sobre la injerencia religiosa en las políticas públicas.
En una columna menciona a George Forsyth (con el nombre castellanizado que sus correligionarios usan para promocionarlo: el Forzay), pero se lee alarmado. ¿Por qué le preocupa tanto?
No es una forma peyorativa de referirnos al candidato, son sus publicistas que la usan como estrategia de campaña. (…) Lo que me llama la atención es la alianza de dos personajes. Uno es George Forsyth, que ya sabemos cuál es su trayectoria, y el otro es Humberto Lay, que pertenece a una ideología religiosa del evangelismo y tiene larga presencia en la política nacional. La reflexión es respecto a esa alianza tan inusual, tan sorprendente. ¿Qué hay detrás de esas alianzas? ¿Qué intereses? Es lo que debemos reflexionar y profundizar en la medida que lo que está en juego es el destino del país, sus avances en la construcción de una democracia, las conquistas de derechos sociales y si estos van a ser contravenidos o no por futuras alianzas o candidatos de una u otra tendencia política.
Los evangélicos han estado presentes en política, por lo menos activamente desde el año 90 –ellos fueron parte de Cambio 90, el grupo que llevó a Alberto Fujimori al poder–, pero no todos son iguales, ni tienen la misma actitud. ¿Por qué le preocupa que se junten en torno a un líder joven y nuevo como Forsyth?
Lo ha precisado usted bien. No todos los grupos evangélicos tienen un mismo pensamiento, ideología o propuesta política. Hay grupos evangélicos bastante democráticos que han ayudado a la construcción de una sociedad solidaria, pero también hay el fundamentalismo evangélico que tiene en su base una agenda política muy conservadora y tiende a destruir todo lo avanzado en cuanto a derechos sociales, políticas educativas y de salud. La preocupación es si el pastor Lay va o no a dejar de lado ese planteamiento de fundamentalismo evangélico y aceptar una propuesta más democrática y de derechos sociales que es por lo que ha venido luchando el país.
Hemos podido indagar, con gente cercana al movimiento de Forsyth, que el pastor Lay ya no interviene, el partido ha sido cedido y los evangélicos se habrían comprometido a no participar en política activa en un eventual gobierno. ¿Eso cambia las cosas o va a terminar en una ruptura?
No es que definitivamente termine en una ruptura. Sí creo que la base política social nacional la van a dar el pastor Lay y sus bases evangélicas. Dudo mucho que ellos pierdan la oportunidad de colocar una bancada en el próximo Congreso; de hecho, una de las aspiraciones de los grupos evangélicos es tener siempre una bancada que los represente. El tema que debemos tomar en consideración no es si Forsyth asume la figura y la representación de un partido, el tema es cuál es la bancada política que se va a construir a partir de esa alianza.
La agrupación, refiere el entorno de Forsyth, va a cambiar de nombre y de símbolo, eso podría permitirnos ver una posición más definida de las propuestas y políticas de Forsyth que tiene simpatías importantes en el interior rural y urbano en nuestro país.
Lo que veo es que hay una fuerza política, que es el alcalde de La Victoria, con una enorme capacidad de hacer una campaña política sustentada en estas bases evangélicas y que puede tener una opción, si no para ser gobierno, sí para tener una bancada parlamentaria importante en el próximo Congreso. Si va a ganar o no, no lo sabemos, eso se ve al final.
¿A qué otra agrupación evangélica le ve futuro en las próximas elecciones?
El voto evangélico está focalizado en regiones. El Frepap ha tenido un comportamiento electoral regional y municipal interesante, ha ganado provincias, distritos, que le abren la posibilidad de tener un cupo en el Parlamento. Igual el pastor Lay, que es sumamente práctico y no se hace problemas en cuanto a alianzas se refiere. Ha ganado, en las elecciones de 2018, ocho provincias, casi toda la región Loreto, Lima, Arequipa, y en todas ellas aliado con grupos de distinta característica e ideología. Creo que ellos van a tener también alianzas muy prácticas y operativas en la perspectiva de tener una bancada parlamentaria que consolide su hegemonía local y regional. No creo que tengan en mente una candidatura nacional, para eso se han aliado con George Forsyth, que no sé qué los une.
Poco a poco iremos descubriendo qué los une o lo irán explicando los propios protagonistas. Más allá de la lectura política, ¿cuál es su interpretación de por qué cada vez más peruanos deciden votar por estos grupos evangélicos?
He visto con bastante interés quiénes salieron elegidos en las listas congresales y hay una particularidad que me ha llamado la atención. Los candidatos salen del mismo pueblo, no son profesionales de la política, no, son gente salida de la propia base social que luego es promovida para ser candidata. Es el caso, por ejemplo, de un candidato de Frepap en Tacna que era estibador y llegó a ser elegido, pero no por ser estibador sino porque está presente en la vida social de la población. Los nuevos candidatos no son profesionales de la política sino que surgen de la misma base social en donde el partido, en este caso el evangélico, realiza su trabajo diario. Creo que eso es lo que ha marcado la elección en estos últimos años. La gente elige al que está a su lado, al que ve todos los días; esa es la fuerza que han tenido los grupos evangélicos y también otros grupos, el etnocacerismo o UPP, que sacan ese tipo de candidatos y los colocan en el Congreso.
Tenga en cuenta
- -El analista político Víctor Caballero afirmó que si hay un sector con mayores posibilidades de tener una bancada en el próximo Parlamento es el sector evangélico que apoya la candidatura de George Forsyth.
- -“Estos grupos evangélicos saben hacer campaña política y lo han demostrado”, comentó.
- -Advirtió, además, que actualmente el fundamentalismo evangélico tiene su “expresión más cruda” en movimientos como Con mis hijos no te metas que, alertó, “empieza a recobrar fuerzas y a encaminarse a proyectos políticos”.
*Escrita por Cecilia Valenzuela ,publicada en
https://peru21 . pe/politica/george-forsyth-el-factor-evangelico-humberto-lay-elecciones-2021-noticia/
¿Podrían los evangélicos influir en la elección presidencial? El factor Bolsonaro en Argentina
La victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, basada en un fuerte apoyo de las iglesias evangélicas, podría replicarse en Argentina 2019.
La primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina fue realizada y publicada en 2008 por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Los datos señalaron que los creyentes evangélicos constituyen un 9% de la población argentina. El reciente ascenso de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil, con fuerte base de adhesión en las iglesias evangélicas, abre una incógnita sobre cual será el papel de los evangélicos argentinos en la próxima elección presidencial.
El director de tal encuesta, el sociológo Fortunato Mallimaci, quien se especializa en el tema desde hace 20 años, expresó a la periodista Carmen Güiraldes, de La Nación: “No puedo darte números de la nueva encuesta todavía (está en curso de realización), pero sí puedo decirte lo que vemos en las encuestas de países que tienen números parecidos a Argentina, como Chile, Brasil o Uruguay. En estos países, los últimos censos indican que crece la gente que se declara sin afiliación religiosa, más en los jóvenes, y más en las grandes ciudades”.
Datos escasos pero interesantes
El trabajo realizado por el CONICET es importante porque permite visualizar y comparar la evolución de los cultos religiosos en Argentina. Sin embargo, debe hacerse notar, que se realizó sobre una muestra muy pequeña de apenas 2403 casos en todo el país. La encuesta en curso tiene una base más amplia.
Los resultados indican que 9 de cada 10 argentinos creen en Dios 91.1%. Los no creyentes representan el 4.9% y los que dudan sobre si tienen sentimientos religiosos un 4.0% de los encuestados. Entre los creyentes, la religión católica predomina con un 76,5%, seguidos por los evangélicos 9%, Testigos de Jehová 1.2%, Mormones 0.9% y un 1.2% declara profesar distintos cultos relativos a Dios. Sin embargo, cuando se le pregunta a los encuestados sobre su adhesión a una religión determinada, el 11.3% expresa ser ateo, agnóstico o ninguna religión de pertenencia.
Fortunato Mallimaci, expresó en junio de 2013 sobre los resultados de la encuesta: “… hay una distancia entre las prácticas religiosas y las normas, preceptos y doctrinas que emanan de la institución a la que pertenecen”. Por ejemplo, muchos de los creyentes en Dios, también expresaron creer en las artes de los curanderos (31.5%), un 19.6% cree en el horóscopo, un 16.7% en adivinos o videntes, 7.7% en la lectura de manos y un 4.8% consultó a un astrólogo.
Evangélicos en política
El ascenso de Jair Bolsonaro en Brasil, con una importante base de apoyo de las iglesias evangelistas, plantea la incógnita sobre que puede pasar en la elección presidencial argentina de 2019. ¿Los evangelistas podrían influir en el resultado al igual que en Brasil? No se conoce la cantidad exacta de fieles evangélicos que hay en Argentina. La encuesta del CONICET da cuenta de un 9% de la población (casi 4 millones de personas). Pastores de esa religión refieren ser muchos más (12%), unos 5.3 millones de personas. Se desconoce el dato de la cantidad de personas evangelistas en condiciones de sufragar.
Los evangélicos en América Latina suelen presentar candidatos a presidente, senadores, diputados y otros puestos electivos dentro de las formaciones políticas tradicionales, incluyendo a la izquierda. No les ha ido mal y los políticos tradicionales tratan de conquistar sus preferencias. Sin embargo no representan un bloque homogéneo..Entre ellos hay diferencias y votan a distintos candidatos. Por lo tanto, dependerá su influencia en la elección presidencial de los acuerdos que se realicen entre las iglesias evangélicas y los políticos. En ese plano el partido gobernante lleva la delantera.
La discusión sobre el aborto legal
Ejemplo de diferentes interpretaciones religiosas sobre temas determinados ha sido, y es, la discusión sobre el aborto legal. Algunas comunidades religiosas lo aceptan bajo determinadas condiciones, otras lo rechazan de plano. Tal situación queda demostrada en el siguiente cuadro perteneciente a la encuesta del CONICET:
https://www . guioteca . com/argentina/podrian-los-evangelicos-influir-en-la-eleccion-presidencial-el-factor-bolsonaro-en-argentina/
El pueblo evangélico es factor de gobernabilidad para Chiapas
* Los convoca Enoc Hernández Cruz a sumar esfuerzos para hacer de Chiapas un estado modelo a nivel nacional.
Comunicado/Trascender Online Noticias
La participación del pueblo evangélico es muy valioso porque está orientado a mantener el orden, la paz social y la gobernabilidad, aseguró Enoc Hernández Cruz, líder estatal del Partido Mover a Chiapas.
Al reunirse con pastores y líderes del grupo denominado «Cristianos Organizados en Participar Objetivamente» (COPO), Hernández Cruz, reconoció que para convertir a Chiapas en un estado modelo es necesario incorporar la participación de gente buena, propositiva y con un perfil profesional, con principios y valores morales.
Subrayó que el partido morado desde su nacimiento el 11 de septiembre de 2014, mantiene sus puertas abiertas para las y los chiapanecos de buena voluntad que deseen participar aportando su granito de arena para que Chiapas sea un estado de libertades y oportunidades para las presentes y futuras generaciones.
Sadoc Chongo, Manuel Mandujano, Neptali Cordero, Roberto Hernández, Adan Cruz Paz, Fredy Cruz Moguel, Enrique Santiz y Abel Vázquez, entre otros pastores y líderes religiosos, de Pijijiapan, Acacoyagua, Tuxtla Gutierrez, Oxchuc, Motozintla y Tapachula entre otros, manifestaron su beneplácito por esta reunión y confiaron que en el marco de respeto a la libertad religiosa en Chiapas se puede transitar armoniosamente.
https://trascenderonline . com . mx/pueblo-evangelico-factor-gobernabilidad-chiapas/
Evangélicos en Colombia: de las altas expectativas a las dudas
El voto evangélico parecía estar mayoritariamente con Viviane Morales, pero su renuncia a la carrera presidencial ha generado división. Las encuestas apuntan a una probable segunda vuelta entre los dos favoritos, Iván Duque y Gustavo Petro.
Polarización, pactos que parecían imposibles, noticias falsas, acusaciones de fraude… Todos estos factores han acompañado las noticias previas de elecciones en los últimos 2 años en casi todo el mundo desarrollado. El caso de Colombia, que abrirá las urnas para elegir presidente este próximo domingo 27 de mayo, no es una excepción.
La larga e intensa campaña electoral concluye con dos favoritos, o eso al menos señalan las últimas encuestas. El candidato Iván Duque, del Centro Democrático, parte en cabeza, seguido por Gustavo Petro, de Colombia Humana. El primero, candidato del partido del ex presidente Álvaro Uribe, presenta una propuesta conservadora; el segundo, ex alcalde de Bogotá, trae una propuesta política de orientación socialista.
Será difícil, coinciden la mayoría de analistas, que cualquier candidato supere el 50% de los votos en esta primera vuelta, por lo que el escenario de una segunda vuelta se presume como el más probable.
EL VOTO EVANGÉLICO
Tal vez como en ninguna otra campaña presidencial reciente, los evangélicos han tenido una presencia mediática y política destacada. Gran parte de esta exposición pública se ha debido a Viviane Morales y su particular recorrido durante la campaña. Su renuncia a mitad de camino a llevar adelante una candidatura propia también ha provocado una gran cantidad de comentarios y valoraciones en los que también han participado pastores, iglesias y entidades cristianas.
En un hecho reconocido que tras el inesperado resultado en el plebiscito de 2016, el “factor evangélico” es algo a tener en cuenta y que ha merecido más estudio y atención tanto por los medios como por los partidos y la sociedad en general.
“El voto cristiano evangélico será decisivo en la elección del próximo presidente”, explica el pastor Héctor Pardo, uno de los evangélicos clave en el desarrollo de las negociaciones del acuerdo de paz con las FARC.
Pardo cree que en esta campaña “todos han estado buscado a los evangélicos, pero la inmensa mayoría se inclina por el candidato Iván Duque; es el que ha prometido impulsar el pensamiento judeocristiano”.
Ronald Rodriguez, periodista evangélico de amplia experiencia afincado en Cartagena de Indias, coincide en ese interés general por captar el “voto cristiano” (en Colombia, los evangélicos son conocidos popularmente como los “cristianos”).
“Viviane Morales y su grupo se fueron a apoyar a Iván Duque (Centro Democrático), pero Germán Vargas Lleras (Mejor Vargas Lleras) también ha tenido adhesiones cristianas evangélicas. Las mega-iglesias son buscadas como oro por la mayoría de candidatos que ven en ellas votos, no creyentes”, reflexiona el periodista.
PASTORES MARCANDO PROPUESTAS
Algo más escéptico con el poder de convocatoria evangélico a la hora de determinar el voto por uno u otro candidato se muestra Lope Trujillo, pastor y analista político colombiano. “Las elecciones del pasado 11 de marzo mostraron la verdadera dimensión del “voto cristiano” en Colombia: 2,7% del censo electoral. Si bien ese porcentaje es insuficiente para definir unas elecciones presidenciales, sí permitió a la coalición “Colombia Justa-Libres” poner 3 senadores y un representante a la cámara. Cuando la candidata Viviane Morales aún figuraba en la baraja presidencial, mantuvo un lugar muy equivalente a ese porcentaje del 2,7%”, explica Trujillo.
Lo que sí percibe Trujillo es un interés por un acercamiento de los postulados morales conservadores a los estándares evangélicos. “No es casualidad la similitud que hay”, apunta, en estos postulados entre el Centro Democrático “y los de los líderes políticos de la iglesia cristiana. Desde el principio se notó que estaban manejando el mismo texto de base”.
“Esto es una novedad, pues muestra un acuerdo previo entre el partido que va punteando las encuestas y el movimiento político cristiano. Antes del año 2002 esta fortaleza política en un movimiento liderado por pastores era impensable”, afirma Trujillo.
LAS DUDAS DE VIVIANE MORALES
Uno de los factores que complica la valoración sobre el voto cristiano tiene que ver con la renuncia a la carrera electoral por parte de Viviane Morales. La candidata apoyada por Colombia Justa Libres renunció a la candidatura para unirse a la campaña de Iván Duque. Tras unos primeros días de incertidumbre, también Colombia Justa Libres anunció que recomendaba el voto para el candidato de Centro Democrático.
“Viviane Morales decepcionó a muchos cristianos evangélicos”, reconoce Héctor Pardo. La abogada y experimentada política “ha recibido muchas críticas tras unirse a Iván Duque para impulsar su candidatura”, las cuales han dividido el sentir de un voto que parecía más unido en torno a su figura antes de su renuncia.
Así lo percibe también el periodista Ronald Rodríguez. “Se había logrado algo muy difícil: unir al pueblo evangélico colombiano en pos de una persona capaz desde lo intelectual y convincente desde lo espiritual”, pero “todo eso se derrumbó” al abandonar la candidatura, expresa el periodista. “El voto cristiano se quedó huérfano de candidato ciento por ciento cristiano y entonces salió a buscar “hogares sustitutos”, otros prefirieron deambular por la calle”.
Para el pastor y analista Lope Trujillo hubo dos momentos diferenciados: “la pre-campaña de Viviane Morales tuvo un glamour muy constitucional, incluyente. Mantuvo siempre una posición de estadista que atrajo a católicos y protestantes por igual”.
Sin embargo al empezar la campaña “ella empezó a sobre-espiritualizar sus presentaciones hasta el punto de que su lema fue ‘Llegó la hora de la fe’. Por esa razón, creó unas expectativas de tinte profético que terminaron por defraudar a los seguidores que esperaban un triunfo sobrenatural como el de Gedeón. Esto demuestra que las bases electorales cristianas todavía ven la política como una extensión de la ‘guerra espiritual’”, opina Trujillo.
MÁS MIEDO QUE ILUSIONES
Más allá de la situación de los evangélicos, el país entero enfrenta un momento decisivo, con el difícil reto del desarrollo de los acuerdos de paz, la situación socioeconómica del país, la delicada situación fronteriza con Venezuela o los diferentes modelos educativos y de organización familiar que caracterizan el debate político en Latinoamérica en estos momentos.
Para el pastor Héctor Pardo este proceso electoral tiene una inmensa importancia. “Enfrentamos la decisión de aceptar una nueva ideología: el socialismo del siglo XXI, que tiene como base la ideología Marxista-Leninista Hegeliana, y de esta forma acabar con la influencia de la ideología judeocristiana”, opina el pastor en referencia al candidato Gustavo Petro.
El analista político Lope Trujillo cree que las elecciones están marcadas por las tendencias globales: menciona la “post-verdad” como la herramienta de captación de votos de unos y otros. En su opinión se ha sobredimensionado “el tema de la ideología de género” y la dinámica electoral “se ha centrado en la construcción de narrativas amenazantes, que aglomeren al ciudadano en un cardumen irracional, movido por el miedo y no por el deseo de construir un mejor país”.
Coincide en el análisis Ronald Rodríguez: “Por un lado han vendido la idea de que si gana la presidencia un exguerrillero, el país se convertiría en una segunda Venezuela. También aseguran que otros dos candidatos si llegaran a ser elegidos, destrozarían los acuerdos de paz firmados entre el gobierno y la exguerrilla de las FARC. Pero al mismo tiempo los vientos de corrupción azotarían con más fuerza, si un cacique político se posesiona el próximo 7 de agosto de este año, así lo pronostican los sindicatos. Y como si fuera poco, también se da por hecho que un ex presidente gobernaría en cuerpo ajeno”.
El periodista percibe un ambiente de pesimismo, marcado por “la guerra sucia de noticias falsas y ataques vía redes sociales” que han caracterizado la campaña, en lugar de darse “un verdadero debate de ideas y propuestas”. Y aunque Rodríguez habla de Colombia, no resulta difícil a quien firma este artículo poner el nombre de cualquier otro país que haya vivido un proceso electoral en estos confusos tiempos.
https://protestantedigital . com/internacional/44788/Evangelicos_en_Colombia_de_las_altas_expectativas_a_las_dudas
Pastores por punteros: el factor evangélico en las elecciones de Argentina
https://delsol . uy/notoquennada/facundopastor/pastores-por-punteros-el-factor-evangelico-en-las-elecciones-de-argentina
La participación política del pueblo evangélico – Chile
Diciembre del 2013
El año 2008, una encuesta levantada por investigadores de IDEAS (USACH) arrojó conclusiones similares a la anterior, en el sentido que una gran mayoría de los/as evangélicos/as se identificaba con el centro político (73,6%); los que se identifican con la izquierda alcanzaron un 8,3% y los que se identificaron con la derecha, el 9,4%.
A propósito de las distintas reflexiones y análisis que se han hecho sobre el “factor evangélico” en las elecciones, tiene sentido entregar alguna información que nos permita intentar comprender a este segmento social y su relación con la política.
Lo primero que es necesario señalar es que la heterogeneidad y diversidad existente al interior del mundo evangélico, sobre todo a nivel denominacional y organizacional, hace que sea imposible que alguien se arrogue su representatividad. Una segunda puntualización tiene que ver con la forma en que se usa la categoría “evangélico/a”, que pareciera, en principio, incluir a los/as adherentes de las iglesias protestantes históricas (anglicanos, bautistas, luteranos, etc.) y a los/as adherentes de las iglesias de raíz pentecostal (tanto las “autóctonas” surgidas del avivamiento de 1909 como las “misioneras” llegadas al país a partir de 1940). El Censo de Población agrupa o asimila este segmento como “protestantes o evangélicos”, que representan –de acuerdo al Censo de 2012, utilizado sólo como referencia, por razones obvias- un 16,6% de la población mayor de 14 años. Estimaciones apuntan a que, en su conjunto, las iglesias de raíz pentecostal representan entre un 80 y un 90% de todas las iglesias que podrían entrar en la categoría protestante/evangélico.
En realidad, el uso de la palabra “evangélico/a” –tal como se ha establecido desde el punto de vista de los actores sociales, en este caso, la sociedad chilena en su conjunto- nos remite fundamentalmente a los/as adherentes a las iglesias de raíz pentecostal. La palabra “pentecostal”, por su parte, se tiende a asociar a la pertenencia a las iglesias tradicionales más antiguas (Iglesia Metodista Pentecostal/Iglesia Evangélica Pentecostal) que contienen la palabra en su nombre, de allí que muchas personas que no pertenecen a estas iglesias tiendan a negar el ser “pentecostales”, identificándose como evangélicos/as -a pesar de compartir el tipo de espiritualidad que representa el pentecostalismo- y tampoco se identifican como “protestantes”, que es un término lejano y no siempre reconocido por las personas.
Lo anterior es relevante para delimitar el grupo al que nos referiremos en adelante, pues cuando los estudios hablan de “evangélicos”, debemos pensar en este segmento del pueblo chileno que pertenece al mundo de las denominaciones de raíz pentecostal.
Se ha instalado en el imaginario social chileno la idea de que los evangélicos constituyen un grupo que tiende a identificarse como apolítico, a no participar en organizaciones de carácter social, sindical o política y a adherir mayoritariamente a posiciones de derecha. Como todo en el mundo social, estas afirmaciones parten de algún sustento empírico y, por tanto, algo de realidad tienen, pero es necesario realizar un análisis profundo para develar la problemática.
Uno de los primeros estudiosos de la expansión del pentecostalismo en Chile fue el sociólogo suizo Christian Lalive, que en la década de los 60 publicó “El Refugio de las Masas”, libro que continúa siendo un clásico indispensable para quienes pretenden adentrarse en la temática. Lalive vinculaba el crecimiento de los evangélicos a la migración campo-ciudad de grandes masas de población y el consiguiente estado de desarraigo y marginación en que quedaron estos sectores luego del fin del sistema hacendal, y que encontraron en las iglesias pentecostales una salida a la crisis de sentido y una posibilidad de re-construir una comunidad de referencia. Estas comunidades tendían a cerrarse en sí mismas y a establecer una fuerte distinción entre las actividades “del mundo” y las “actividades para el Señor”, siendo un buen ejemplo de ello el ámbito del trabajo, que era visto en ese momento como un “mal necesario” pues se le consideraba revestido de valores “mundanos” que sólo entorpecían el paso de miembros del movimiento “por el mundo”. De allí se deriva en parte la imagen que se comenzó a construir de los/as evangélicos/as en el mundo obrero organizado: ante todo apolíticos y/o desinteresados de aspectos sociales y políticos de su entorno, pero buenos trabajadores, sin vicios y confiables, como muestra Lalive en su libro basándose en entrevistas con sindicalistas de los años 60.
En general, ha habido consenso entre los/as investigadores acerca de que las primeras décadas del siglo XX estuvieron marcadas por una tendencia al aislamiento de la sociedad, por parte de las iglesias pentecostales, que trataron de evitar el contacto con el “mundo externo”, estableciendo una fuerte dicotomía entre “este mundo” y el “mundo trascendente” que, en alguna medida, aún permanece vigente entre ciertos sectores.
A comienzos de los años 70, Hans Tennekes hizo un primer intento por analizar los vínculos entre el pueblo evangélico y la participación política. Para ello, realizó una encuesta a 300 personas (pentecostales y no pentecostales) pertenecientes al estrato social bajo, en la que abordó una serie de temas para responder a su interrogante. Una primera apreciación tiene que ver con la representatividad de los resultados, que son sólo orientativos, pues no hay un muestreo aleatorio detrás. Una segunda puntualización es que si bien el autor habla de “pentecostales” en general, la mayor parte de sus encuestados provenían de la Iglesia Metodista Pentecostal, por aquellos años una de las más grandes y numerosas denominaciones.
El autor encontraba que los pentecostales mantenían opiniones políticas relativamente similares a las que mantenían los no-pentecostales que pertenecían al mismo estrato social. Las diferencias entre los dos grupos se acrecentaban en lo relativo al interés, donde efectivamente los pentecostales se mostraban menos interesados en los acontecimientos políticos nacionales, y en su nivel de participación, pues casi no participaban en organizaciones sociales, políticas o sindicales. En cuanto a simpatías políticas, tanto los pentecostales como los no-pentecostales exhibían una estructura similar: los partidos que gozaban de mayores simpatías eran los que conformaban la Unidad Popular y el Partido Demócrata Cristiano, mientras los partidos de derecha captaban pocas simpatías. Asimismo, pentecostales y no-pentecostales tendían a tener una opinión negativa de la actividad política y los políticos, pero los no-pentecostales tendían a participar mas que los pentecostales en organizaciones de carácter político, como dijimos.
El clima de politización que recorría a la sociedad chilena en los años 60 y comienzos de los 70 afectó también al movimiento evangélico, surgiendo la necesidad de salir del enclaustramiento e iniciando un lento proceso de apertura social. Durante esos años, al interior del movimiento se reprodujeron las mismas divisiones y conflictos que en el resto de los sectores sociales chilenos. El Golpe de Estado de 1973 marcaría una profunda división en el movimiento evangélico entre un grupo conservador que manifestó su apoyo a la dictadura y una minoría ecuménica que abogaría incesantemente por la defensa de los derechos humanos. Esta última facción desempeñaría una importante labor que hasta el día de hoy permanece en un relativo e injusto estado de desconocimiento.
El acercamiento entre un importante sector evangélico y la Junta Militar tuvo lugar en el contexto de la abierta disputa que sostenía la dictadura con gran parte de la jerarquía de la Iglesia católica. En 1975 tiene lugar el primer Te Deum evangélico durante las celebraciones patrias, con asistencia de las autoridades militares, instituyéndose así una tradición que continúa hasta el día de hoy. Esta situación les granjeó la antipatía de los movimientos sociales y de la ciudadanía opositora a la dictadura, y ayudó a cimentar la imagen que venía fraguándose del pueblo evangélico como simpatizante de derecha y contrario a las luchas sociales del pueblo chileno. A pesar de la visibilidad que este sector del mundo evangélico tuvo durante muchos años, no es posible derivar de allí que los/as evangélicos hayan apoyado masivamente la dictadura como si lo hicieron los líderes de las principales iglesias.
Ya en 1990 contamos con datos levantados por el Centro de Estudios Públicos y Adimark que permitieron caracterizar políticamente al pueblo evangélico. La encuesta comparó católicos/as y evangélicos/as arrojando resultados interesantes: comparando evangélicos/as observantes con católicos/as observantes, se encontró que los primeros se identificaban menos con la izquierda que los segundos (14,5% y 22,5% respectivamente), pero también los/as evangélicos/as se identificaban menos con posiciones de derecha (en un 11,2%) que los/as católicos (en un 16,1%), concentrándose en posturas de centro (28,2%) y, sobre todo, definiéndose como independientes (en un amplio 46,1%). Consultados por la figura de Augusto Pinochet los/as evangélicos/as observantes tenían una opinión negativa en un 61,6%, comparado con el 54,8% de los/as católicos observantes que tenían una opinión negativa; sólo un 12,2% de los/as evangélicos/as observantes tenían una opinión positiva de Pinochet frente a un 18,5% de los/as católicos/as observantes. Sin embargo, es en el grado de interés por la política donde se continuaba expresando la tendencia que se venía diagnosticando desde hacía décadas: un 76,4% de evangélicos/as observantes se mostraba poco interesado, muy poco interesado o nada interesado en política, en contraste con el 58% de los/as católicos/as observantes en la misma situación.
El año 2008, una encuesta levantada por investigadores de IDEAS (USACH) arrojó conclusiones similares a la anterior, en el sentido que una gran mayoría de los/as evangélicos/as se identificaba con el centro político (73,6%); los que se identifican con la izquierda alcanzaron un 8,3% y los que se identificaron con la derecha, el 9,4%. Asimismo, el interés por la política, por informarse o participar, continuaba siendo bajo o nulo. Pero, desde un punto de vista cívico, el estudio detectó que si bien los/as encuestados/as se mostraban muy poco interesados en participar en organizaciones laicas (sindicatos, partidos políticos) sí tenían una mayor participación en actividades comunitarias que buscaran el mejoramiento de la calidad de vida del barrio.
Como hemos visto, parte de la imagen social que se tiene del pueblo evangélico tiene un sustento empírico: efectivamente, las personas evangélicas se muestran mucho menos interesadas en la política que las personas no-evangélicas pertenecientes al mismo estrato social. Sin embargo, en general sus adhesiones políticas sólo difieren de las adhesiones de los/as católicos en su mayoritaria identificación con el centro político o en su definición como “independientes”. Nada indica que puedan representar necesariamente un voto de derecha o de izquierda -probablemente su “independencia” les permita evaluar también las aptitudes personales de un determinado candidato o candidata a la hora de decidir- o que mantengan posiciones poco proclives a la democracia, sino por el contrario. La evolución socioeconómica y el mayor nivel educativo de los/as jóvenes adherentes evangélicos/as serán determinantes en el futuro, pues los estudios indican que la generación más joven mantiene una apertura mayor hacia temas políticos y sociales.
https://www . elquintopoder . cl/religion/la-participacion-politica-del-pueblo-evangelico/
*Y creo ya conocemos las historias de Bolivia con Yañez, y Brasil con Bolsonaro.*