Aunque la imagen compartida sea de una estatua en homenaje al asesino de toros (Torero) Paquirri, nos hemos reapropiado para usarla como homenaje al toro (compañero) Avispado reivindicando no sólo su agonía y su desesperación sino también su ira y sus ansias de libertad que terminó con ese desenlace fatal para su verdugo que se lo buscó.
Esta publicación lo hacemos con el afán de reavivar el lado salvaje de todx animal que a pesar de la domesticación y la opresión a las que nos someten, aún quedan resagos. Y unxs lo manifiestan en algún momento de sus vidas. El objetivo también es dejar de lado la pena y el victimismo al cual todx animal es sometido por quienes dicen luchar de su lado, o más bien “luchar por ellxs, lxs sin voz”. Todxs lxs animales tenemos voz, no dejemos que hablen por nosotrxs ni hablemos por nadie.
Nacido en el mes de marzo de 1980, que corneó mortalmente en la pierna al asesino de toros Francisco Rivera “Paquirri”. Marcado a fuego con el nº 9, con el guarismo “cero” y era de color negro. Así figura en el Certificado nº 284611, emitido y firmado por D. Manuel Herrador Vicente, Jefe de Producción Animal de Cádiz, de la Delegación Provincial del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de dicha provincia. Era el segundo toro de su “lote” del 26 de septiembre de 1984, en la plaza de toros de Pozoblanco, Córdoba, España.
Avispado le había metido el pitón en el muslo derecho hasta la cepa. Al paso, dando lentos cabezazos, lo lleva hasta los medios. En su afán de zafarse de los pitones, el asesino se aferra a la cabeza de Avispado. La impresión en el tendido ya es de una cornada gravísima. «Todos llegamos a la vez y el toro no hacía por nosotros. Intenté tirar de él pero era imposible. Cuando lo soltó me llevé al toro de allí y me impresioné mucho al ver cómo le chorreaba la sangre por el pitón (cuerno cubierto) derecho. Me llevé a Avispado a un extremo mientras trasladaban a Paquirri a la enfermería. Entonces se hizo presente la cuadrilla del “Yiyo”, al que le correspondía matar al toro, y me metí para adentro», contó un cómplice del asesino Paquirri.
Todo el paquete vascular está destrozado y los médicos, después de hacer todo lo que estaba en su mano, toman la única decisión, la que cuenta el cómplice del asesino.
“ La cornada era muy grande y era imposible que allí se hiciera nada, le cabía un puño. Lo que se intentó fue cortar la hemorragia ante todo. Aquello seguía sangrando y consiguieron ligar algunas venas pero no habían ligado la de arriba, la ilíaca. Era imposible. Había que abrirle y allí no había medios para operar con aquella gravedad y el médico le advirtió de que lo tendrían que trasladar a Córdoba ”, recuerda su cómplice de asesinatos.
«Nos marchamos al hotel pensando que la cornada era fuerte pero no podíamos imaginar que pudiera ser mortal. Emprendimos el viaje a Córdoba y a mitad de camino nos encontramos con el coche de Isabel Pantoja que subía para Pozoblanco. Nos pitó, paramos y la vimos muy afectada. Como es natural tratamos de tranquilizarla. Le dijimos que era una cornada sin importancia. Fuimos al hospital Reina Sofía y desde allí nos dirigieron al Militar. Cuando llegamos allí, la mujer de Ramón Vila nos hizo ver lo que pasaba. Una monjita se llevó a Isabel Pantoja a la capilla para prepararla de lo que se le venía encima» , narró otro cómplice del asesino Paquirri.
En esa misma tarde antes de llegar al hospital hospital militar, el cuerpo del asesino ya no soportó y ahí quedó sus últimos suspiros, como a cada toro que asesinó en cada corrida autoritaria en la que participó, al menos a él lo auxiliaron, mientras que a los toros ya apuñalados les siguen haciendo marear para que muera, o le dan una estocada en la cabeza, para alzarse en “victoria”
El asesino de toros, José Cubro Sánchez “El Yiyo”, fue quien mató a Avispado, tras dar la cornada mortal al asesino Paquirri. Su cabeza, junto a la del último toro que Francisco Rivera Paquirri lidió con bastante éxito, se encuentra en Gelves (Sevilla) en poder de Juan Carlos Lora, coleccionista taurino.
Pero once meses después (un 30 de Agosto), el toro llamado Burlero se encagó de vengar a Avispado, tras darle una cornada certera al corazón del “Yiyo”, falleciendo al instante, en su “arte”, tras haber despreciado las libertades de todos los toros que usó, lidió y asesinó.
El Yiyo: «Pali, este toro me ha matado»
://contrabarrera6.es/2020/08/30/el-yiyo-pali-este-toro-me-ha-matado/
Como es costumbre especista, se le premió a alguien quien asesinó a más de 1200 toros, tal es así que El Ayuntamiento de Pozoblanco le dedicó una calle al asesino Francisco Rivera “Paquirri” y celebró un congreso nacional dedicado a su memoria para “rendir homenaje” al diestro, que falleció (porque se lo buscó por opresor) tras una cornada en la localidad cordobesa, del toro Avispado que fué usado desde su infancia para ser destinado a ser asesinado de “grande” usualmente a los 4 años de edad, de los aproximadamente 20 años que suelen vivir en estado salvaje, ejerciendo su libertad.
El asesino Paquirri mató su primer becerro a los 12 años y debutó con caballos en la desaparecida plaza de Cádiz el día 28 de junio de 1964. Se presentó en Sevilla el 1 de mayo de 1966 y cortó tres orejas en una novillada en la que le acompañaron los asesinos Pepe Luis Segura y Manolo Sanlúcar.
Se estima que Paquirri asesinó más de entre 1200 y 2400 toros ( ya que en cada corrida suelen asesinar 2 toros por cada torerx ).
Sus asesinatos empiezan en 1967 lidia 80 corridas; en 1968, 81; en 1969, 79; 1970, 75; 1971, 81; 1972, 95; 1973, 70; 1974, 94; 1975, 74; 1976, 50; 1977, 86; 1978, 79; 1980, 67; 1981, 59; 1982, 51; 1983, 39; 1984, 47; en conjunto, entre novilladas con picadores y corridas, actuó en 1 379 tardes, cortó 2 111 orejas (incluida la del toro que le mató) y 218 rabos.
Paquirri, que se había vuelto un asesino torero mediático en la prensa del “corazón”, lo que le supuso el rechazo del mundo taurino, tenía muy claro que debía de hacer pocas actuaciones y que le fueran lucrativas. Por eso pensó en montar cuarenta corridas para la temporada de 1985 y si todo le iba bien continuar hasta 1986 en que tenía previsto retirarse.
La corrida del día 26 de septiembre en Pozoblanco, en la que el asesino cerraba su temporada, era el ensayo general del espectáculo que ya tenía pre contratado con los Ayuntamientos. Paquirri se convertía en empresario, tenía apalabrado con Vicente Ruiz “El Soro” un apoderamiento de cuarenta corridas a la que se sumaba una actuación en las ferias de Isabel Pantoja. “El Soro” que años después (1993) sufriría una lesión en la rodilla derecha (al escurrirse de un toro luego de incrustarle 2 banderillas) que le obligó a retirarse de los ruedos, formaba parte del cartel, al que pertenecían Paquirri y el Yiyo, al cual le llamaron “El Cartel Maldito”.
Para estas corridas a celebrar en 1985, el torero de Barbate ya tenía comprados unos 200 toros que padecían en sus fincas. Quería que las corridas fueran de las llamadas de banderilleros y para ello contrataron a El Yiyo, cayéndose del cartel, presentado previamente a la Comisión de Festejos de Pozoblanco: José Luis Gayoso, que estaba apoderado por Diodoro Canorea empresario de la plaza de Pozoblanco. Lo mismo ocurrió con la cárcel ganadería elegida por el Ayuntamiento de Pozoblanco que era de Antonio Gavira, y Paquirri fue quién exigió que viniera la de Sayalero y Bandrés.
Y como sucede en toda costumbre en la que se vela por las estirpes, se desea mantenerla mediante sus sucesores, y este es el ejemplo en la familia de Paquirri cuyo hijo siguió sus pasos. Este tuvo suerte, y sólo fué herido en 2015, limpiamente como dicen lxs médicos.
Francisco Rivera Ordóñez, Paquirri, corneado ‘muy grave’ en el bajo vientre
://www.elmundo.es/cultura/2015/08/10/55c8f10d46163f16688b45ab.html
Y terminamos este artículo, con otro artículo que habla sólo de algunos toros que han hecho historia en la Tauromaquia matando a sus verdugos.
Toros que han hecho historia
://www.libertaddigital.com/fotos/toros-toreros-1002777/
Y como toda costumbre que suele distorsionar la palabra y el mensaje de libertad, desde la tauromaquia apelan a esa palabra para que les dejemos oprimir y matar toros vacas caballos y yeguas que forman parte de su fiesta, obligadxs claro. Además odian a los toros por matar y herir a los toreros incluso en unos casos dejándoles fuera de carrera para ya no ejercer su arte opresivo, y se dice que suelen matar a la familia de cada toro que ha dado muerte a un torero. Es por miedo que lo hacen, y además por superstición, les es más fácil entenderlo así y hacerlo ver así que aceptar que todx animal va a luchar por su vida y por su libertad.